PREHISTORIA

 

En la zona de Carcelén, dada su posición geográfica, convergen diferentes periodos, así como se certifican varios yacimientos y hallazgos de principal relevancia.

Nuestro recorrido empieza en la fase cultural más arcaica en tierras de Carcelén y que corresponde al periodo Neolítico (6000-3000 a.C. aprox). En este periodo, cabe mencionar el hallazgo de material lítico que presuntamente seria parte de un taller de fabricación de útiles.

El siguiente periodo cultural donde podemos encontrar restos en el término de Carcelén, corresponde a la Edad de los Metales, en concreto, a la Edad de Bronce (1900-600 a.C). En esta etapa se reduce el empleo de la metalurgia para la fabricación de herramientas. Por otra parte, la cerámica adquiere un auge muy importante, llegando a motivos decorativos en forma de incisos. Por último se, concreta el desarrollo socioeconómico, principalmente en el crecimiento urbanístico, plasmado en diferentes lugares de construcción, entre los que destacamos dos en el término de Carcelén.

El primero y más significativo lo compone el paraje conocido como Los Castillejos: se sitúa en un área prácticamente inaccesible por lo abrupto del terreno, lo que ha servido para su conservación. En el lugar se pueden ver complejas estructuras a modo de terraza paralelas respetando la topografía del terreno. Además de este rasgo constructivo, podemos añadir los fragmentos cerámicos típicos.

En segundo lugar nos encontramos con el yacimiento de Peña Negra: localizado en la cima de una elevada colina de este mismo nombre. En este yacimiento destaca lo espectacular de las estructuras cercadas organizadas entorno a la muralla. En cuanto a los materiales descubiertos, llama la atención la cerámica sin decoración pintada.

No queremos terminar sin mencionar a un asentamiento agropecuario y artesanal, ubicado en la villa de Casas de Juan Gil. Este lugar se caracteriza básicamente por haberse encontrado piezas cerámicas con función de almacenaje.

 

    

Poblado Ibero, yacimiento Peña Negra

 

 

 HISTORIA

 

Carcelén fue una aldea de Almansa hasta el domingo 30 de mayo de 1266, cuando Alfonso X el Sabio configuró el municipio de Jorquera y esta pequeña villa pasó a formar parte de su jurisdicción. Carcelén junto con Jorquera, integró el extenso señorío de Villena,  que heredaría Don Juan Manuel.

 

 

Hacia el año 1338, Don Juan Manuel separó las tierras de Montealegre y Carcelén, para entregarlas a su hijo Don Sancho Manuel, por dos motivos:

- asegurar la independencia económica de su hijo y un medio de vida.

- que se ocupara de la repoblación y organización del cultivo de estos territorios, lo cual hizo con musulmanes del vecino reino valenciano.

Al otorgar a Don Sancho Manuel el derecho a nombrar regidores y aplicar justicia, permitió que estas tierras constituyeran un señorío diferenciado del de Villena.

A causa de enfrentamientos sucesorios en la corona castellana, la familia Manuel tuvo que abandonar Carcelén, momento que Jorquera aprovechó para apoderarse de Carcelén.

En 1398, la ultima sucesora de Sancho Manuel, su hija Doña Constanza consiguió un mandato real para que la villa de Carcelén le fuera devuelta.

La decadencia económica de los linajes nobiliarios obligó a los herederos de Doña Constanza a vender sus dominios y, en el 1453 Pedro de la Plazuela, alcalde de Jorquera compró Carcelén.

En 1516, Don Gonzalo de la Plazuela (hijo de Pedro de la Plazuela) fundó el mayorazgo de Carcelén, el cual durante esta época tenía unos niveles de población bajos y sus características no favorecían un desarrollo de la actividad agrícola al estar rodeado de la poderosa villa de Jorquera, donde residían los titulares del mayorazgo.

La jurisdicción y el gobierno de la villa correspondían a los titulares del señorío; en el ámbito eclesiástico, dependía del Obispado de Cartagena, y judicialmente estaba adscrita a la Cancillería de Granada.

En 1591, el censo de Carcelén era de 800 habitantes. Don Cristóbal de la Plazuela era el señor de la villa y agregó algunas tierras al mayorazgo que había heredado de su familia.

A comienzos del siglo XVIII, tras la muerte de Carlos II “el Hechizado” sin  descendencia, comienza un conflicto de sucesión entre el Archiduque Carlos y Felipe de Anjou (que reinaría como Felipe V). Carcelén se posiciona junto a Felipe de Anjou. Durante el desarrollo de la Batalla de Almansa, es esta villa quien abastece con sus escasos recursos las tropas de  Felipe V y es también brutalmente saqueada por las tropas del Archiduque Carlos. Con la llegada al trono de Felipe V, éste reconoce a Carcelén todo lo sufrido y le concede el título de “muy noble y Leal Villa”.

Por el año 1727, el ultimo heredero de la familia de la Plazuela, Don Joseph Bernardo Coello de Rivera Sandoval y la Plazuela fallece sin descendía, iniciándose una nueva pugna por la titularidad del señorío de Carcelén. En el 1733 Don Francisco Verastegui de Baldua y la Plazuela, señor de Alpera, se acredita como legítimo heredero y añade Carcelén a su señorío de Alpera. Carcelén, siendo una villa cuya única fuente de riqueza era la agropecuaria y que sus mejores tierras pertenecían a los señores, provocó que el descontento ciudadano fuese en aumento, hasta que en 1773 la población inicia un pleito para autorizar que los vecinos pudieran comprar la jurisdicción de la villa, lo que hace que los vecinos pudieran ser al fin dueños de sus propios destinos, a pesar de que las mejores tierras siguen quedando en mano de la casa nobiliaria. Por estas fechas Carcelén contaba con una población de unos 2.000 habitantes.

Por la misma época, la población de Carcelén hace una petición a la Monarquía para el reconocimiento de una feria “franca de impuestos”, concediéndose el 13 de enero de 1778, “…una feria al año, libre y franca de derechos… durante los días 25,26 y 27 de agosto”. Este hecho hace que Carcelén por fin consiga  un importante crecimiento económico y demográfico.

Nuevamente una guerra vino a trastocar el ritmo normal de la vida local, el 3 de junio de 1808, hombres de Carcelén recorren la comarca invitando a los vecinos a unirse a las tropas murcianas en defensa de Fernando VII en contra de la invasión napoleónica. Su privilegiado enclave fue ruta de paso, siendo vital para el desarrollo de la guerra, al usarse como despensa para abastecer los ejércitos, lo que provocó una nueva falta de alimentos y nuevos brotes de epidemias.

Terminada la guerra, siguieron años muy duros para Carcelén, que intentaba ponerse en pie tras la ruina en que había quedado sumido.

En 1833, se establece una nueva división administrativa del territorio nacional, donde Carcelén queda integrada en la actual Albacete.

Pasada la guerra civil, se produce una fuerte emigración del campo a la ciudad lo que se acrecentará el descenso demográfico, hecho que se ha ido alargando en el tiempo, contando en la actualidad Carcelén con una población de 546 habitantes.